Imagen tomada de http://salonvirtual.upel.edu.ve/course/category.php?id=37 |
Los científicos calculan que la presencia
de la humanidad en la tierra se remonta entre 4 y 2.5 millones de años
aproximadamente. En cuanto a la ciencia, se tienen los primeros registros de observación
y datos numéricos desde hace 3.500 años aproximadamente en la antigua Sumeria y
Mesopotamia (lo que es hoy Irak) y se habla que el teorema de Pitágoras data
del siglo XVIII A.C. Pero en los tres últimos siglos la ciencia ha
experimentado una transformación asombrosa. Si bien es cierto que el
conocimiento se ha acumulado desde la prehistoria, en los últimos 300 años el
hombre ha logrado concentrar más conocimiento del que se haya imaginado. Desde tiempos inmemorables, hemos buscado la
forma de encontrarle relación lógica a los hechos que nos rodean, no en vano, se
han desarrollado teorías que tratan de explicar el conocimiento (qué se conoce
y cómo se conoce) tales como la epistemología, la filosofía, la psicología, la
lógica, entre otras. Grandes pensadores
y filósofos como Aristóteles, Sócrates,
Platón, Descartes, Newton, Kant, Heidegger, Marx, entre muchos, han tratado de
definir el conocimiento o el saber y los conceptos relacionados, las fuentes,
los criterios, los tipos de conocimiento posible y hasta el grado con el que
cada uno se aproxima a la verdad; ellos han desarrollado métodos y han
presentado reflexiones acerca del hombre, el conocimiento y su relación con el
entorno.
LA CIENCIA DE LA INFORMACIÓN
Según Herner
(1984), los orígenes de la Ciencia de la Información se remontan a 1945 cuando
Vannevar Bush escribió su artículo “As We may think” donde advertía sobre las
posibilidades y el rol que desempeñó la información en la II guerra mundial por
la investigación que se desarrolló y los esfuerzos que se movilizaron para
sostenerla y toda la información que se generó a partir de dicha investigación.
A mi modo de
ver, todo en el mundo tiene que ver con la información. La teoría del
conocimiento de Bertrand Russell (1959), afirma que los objetos percibidos por
los sentidos poseen una realidad inherente al margen de la mente, pues en su
texto Conocimiento Humano, afirma que
hay dos tipos de conocimiento como son el conocimiento individual o privado que
puede ser considerado el conocimiento subjetivo, y el conocimiento social o
publico que se puede considerar el
conocimiento objetivo (o conocimiento científico como lo denomina en el
documento). Afirma Russell que
obviamente el hombre inicia el recorrido del conocimiento a través de los sentidos
(recogiendo información de su entorno inmediato), y posteriormente adquiere el
conocimiento a través de un proceso de instrucción que el hombre recibe en el
transcurrir de su vida. Es pues
evidente, que para Russell, el primer conocimiento es totalmente subjetivo a
través de las percepciones sensoriales (información que recibe) y la
interrelación de los sentidos del ser humano con su entorno (que la convierte
en conocimiento), intentando con ello explicar que el conocimiento objetivo es
construido a partir de las propias experiencias.
El conocimiento ha alcanzado límites
inimaginables y el hombre en su afán por la búsqueda de un mundo mejor hace uso
de todas sus capacidades. Sin duda, el
mundo ha experimentado un cambio trascendental en los últimos siglos donde el
conocimiento y la información han jugado un papel importante, pues implica un
proceso intelectual, que se refiere a relaciones causales dentro del mundo
material, esto ha generado conocimientos excepcionales en donde la ciencia, al
menos en teoría, está relacionada con el sentido práctico de sus resultados
(información) y se refiere al desarrollo del saber donde la ciencia práctica y el
conocimiento están inextricablemente relacionadas entre sí.
No obstante, el conocimiento es un bien
intangible, natural e innato del hombre que no necesita explicaciones y que a
pesar de no poder tocarse o verse, es real y siempre ha estado omnipresente,
aun cuando por la fragilidad humana, siempre exista la amenaza latente que el
hombre desaparezca y con él, todo el conocimiento que le acompaña.
En la búsqueda de la colectivización del
conocimiento, se ha sacrificado la experiencia personal por un conocimiento que
sea general, abstracto y aceptado por la mayoría de nosotros. Este mundo dejo de ser individual para
convertirse en colectivo (cosa de la cual dudo en ocasiones), de allí se
desprenden términos tan conocidos como aldea global, globalización, red social,
entre otros. Las percepciones del mundo
difieren de un individuo a otro, pero el conocimiento objetivo lo que busca es
que percibamos, sino lo mismo, al menos algo común a todos.
En mi concepto, la Ciencia de la Información es
como la Medicina (guardadas las proporciones) que es un campo muy amplio y cada
profesional de esa ciencia se especializa en el campo que más le llame la
atención. Considero que la discusión no tiene que ver con si la
Bibliotecología, la Archivística, la Documentación, la Museología, la
Diplomática, la Informática, o cualquier otra disciplina o ciencia haga parte o
no de la Ciencia de la Información, creo que es más importante que cada
profesional defina en que campo de esta Ciencia se va a concentrar para
realizar su aporte al crecimiento y fortalecimiento de la misma.
Finalmente, la capacidad de análisis
desarrollada por el hombre hace posible el uso de la crítica conciente de una
manera constructiva que permita aumentar el conocimiento en beneficio de la
humanidad. Sin embargo, el conocimiento puede
considerarse aun como un proceso creativo y destructivo a la vez porque aun persiste
la intolerancia frente a la crítica, a los pensamientos de los otros y no todos
vemos la realidad bajo el mismo cristal.
Al final de cuentas, parafraseando al
gran filosofo griego Sócrates, es indudable que entre mas se conoce, menos se
conoce. “Yo solo sé, que nada sé”
REFERENCIAS
Russell, B.
(1959). El Conocimiento Humano: Su
alcance y sus limitaciones. Capitulo I Conocimiento Social y Conocimiento
Individual. Madrid: Taurus, 2 v.; pp. 17-22
Herner, S. (1984). Brief story of information of science. Journal of the
American society of information science. 35 (3), p. 157-163.
No hay comentarios:
Publicar un comentario